miércoles, 24 de septiembre de 2008

Las mañanas son perezosas

Y tardan en despertar.
Abren un ojo, y al ver toda la tristeza que les depara el día, vuelven a cerrarlo. ¿Quién tiene prisa por sufrir?
Perezosamente, las mañanas se levantan. Van iluminando las calles, zarandeando despertares, retirando fundas nórdicas de los cuerpos blanditos.
Las mañanas saben a café y al "tinc" del microondas.
Frías, vacías, duras. Recordando un abrazo de la noche anterior.
Y mientras el agua se desliza por tus mejillas, el día coge la forma de todas las cosas que has de hacer hoy.
Las mañanas huelen a cremitas y a colonia. A ropa limpia y a obligaciones. A rutina y a curiosidad. ¿será hoy mejor que ayer?
Abre los ojos y espera.

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